Temía que se le olvidaran los besos. No unos besos concretos, sino los besos.
Temía olvidar las caricias, el escalofrío hermoso que te inunda entera cuando amas y te aman.
No temía olvidar unos besos concretos. Esos no se le iban a olvidar nunca.
Temía olvidar los besos, quedarse anclada en la sordidez de lo yerto, lo yermo, lo muerto.
En la ausencia de amar
Eso no se olvida nunca
ResponderEliminarLa ausencia de amor debe ser la muerte...en vida.
ResponderEliminarquizá, puede ser, quien sabe, pero... parece que así sea
ResponderEliminarEs bueno tener miedo a perder la capacidad de amar, pues entonces sabes que has amado de verdad.
ResponderEliminarqué sabia eres Perdita
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