Vistió de gris durante mucho tiempo, hasta que ya no pudo soportar el hedor que exhalaba un color tan de muerte. Y por qué? Nadie lo sabe, nadie se lo pidió y tampoco lo supo nunca. Finalmente, gloriosamente y no sin esfuerzo mandó a tomar por culo al color gris y poco a poco, trabajosamente el arco iris se fue vislumbrando a lo lejos.
Se sentaba a observarlo despacito, con temor casi y a veces se decía: ahí está, lo hice, solo me queda meterme adentro. Y se fue metiendo, de a poquito a poco y aun sin saber muy bien por qué ni para qué. Y cuando miró atrás vio que una soga lo amarraba al suelo y se hizo un lío tremendo: no sabía si esa soga era para bien o para mal, no sabía qué hacer con ella; tan pronto quería cortarla, como se decía: qué haces?..., eso es lo que te sujeta al mundo.
Y se dio cuenta de que no estaba todo resuelto, que las dudas y el miedo acechaban y que no sabía muy bien qué hacer.
Lo único que supo, y con absoluta certeza, que nunca más volvería a vestirse de gris.
Se sentaba a observarlo despacito, con temor casi y a veces se decía: ahí está, lo hice, solo me queda meterme adentro. Y se fue metiendo, de a poquito a poco y aun sin saber muy bien por qué ni para qué. Y cuando miró atrás vio que una soga lo amarraba al suelo y se hizo un lío tremendo: no sabía si esa soga era para bien o para mal, no sabía qué hacer con ella; tan pronto quería cortarla, como se decía: qué haces?..., eso es lo que te sujeta al mundo.
Y se dio cuenta de que no estaba todo resuelto, que las dudas y el miedo acechaban y que no sabía muy bien qué hacer.
Lo único que supo, y con absoluta certeza, que nunca más volvería a vestirse de gris.