"Todas las felicidades se parecen, en cambio los infortunios tienen cada uno su fisionomía particular"

miércoles, 29 de junio de 2011

No hay título posible

Vistió de gris durante mucho tiempo, hasta que ya no pudo soportar el hedor que exhalaba un color tan de muerte. Y por qué?  Nadie lo sabe, nadie se lo pidió y tampoco lo supo nunca. Finalmente, gloriosamente y no sin esfuerzo mandó a tomar  por culo al color gris y poco a poco, trabajosamente el arco iris se fue vislumbrando a lo lejos.
Se sentaba a observarlo despacito, con temor casi y a veces se decía: ahí está, lo hice, solo me queda meterme adentro. Y se fue metiendo, de a poquito a poco y aun sin saber muy bien por qué ni para qué. Y cuando miró atrás vio que una soga lo amarraba al suelo y se hizo un lío tremendo: no sabía si esa soga era para bien o para mal, no sabía qué hacer con ella; tan pronto quería cortarla, como se decía: qué haces?..., eso es lo que te sujeta al mundo.
Y se dio cuenta de que no estaba todo resuelto, que las dudas y el miedo acechaban y que no sabía muy bien qué hacer.
Lo único que supo, y con absoluta certeza, que nunca más volvería a vestirse de gris. 

jueves, 5 de mayo de 2011

PARIS


Llegué a una casa en el mejor barrio de París. Era del siglo XVI  y extraordinariamente acogedora y bonita. Al entrar, una pareja mayor, jubilados ya, me saludaron, me enseñaron donde estaba cada cosa, me dieron las llaves y se fueron a su casita de la campiña. Era la primera vez que nos veíamos.
Me quedé allí, en medio de tan magnífica casa, con dos plantas diáfanas, con unos ventanales preciosos y enormes que daban a un patio. Abrí porque se escuchaba música. Un chelista estaba sentado en el patio y tocaba.
La casa tenía el calor de una casa habitada desde hace años, con sus cosas personales. Era muy hermosa.

Me la dejaron por nueve días porque sí, sin nada a cambio y sin conocerme de nada, y yo no podía creer que fuera verdad. Buscaba explicaciones donde no había nada que buscar. ¿Dónde estaría la trampa?
No había trampa alguna, solo dos personas mayores, generosas, libres, que tenían mucho que dar y no necesitaban  pedir.
Durante un buen rato dudaba entre salir a la calle -estás en París, joé !-  o seguir disfrutando la casa, los grandes ventanales, el chelo...
Sentí que algo bueno debí hacer en este mundo, para tener un regalo semejante.

Eso fue solo el inicio de muchos momentos mágicos que me estaban esperando.
Hoy he vuelto a recordar y me alegro. Es conveniente no olvidar los momentos especiales. Al fin y al cabo la felicidad es eso, un montón (cuanto mas grande mejor) de momentos especiales.

Ahora suena un violín en casa, mis perros dormitan uno a cada lado de mi, bien pegaditos a mis piernas y las golondrinas ahí afuera vuelven para acostarse.
No está nada mal.

viernes, 29 de abril de 2011


Temía que se le olvidaran los besos. No unos besos concretos, sino los besos. 

Temía olvidar las caricias, el escalofrío hermoso que te inunda entera cuando amas y te aman.
No temía olvidar unos besos concretos. Esos no se le iban a olvidar nunca.
Temía olvidar los besos, quedarse anclada en la sordidez de lo yerto, lo yermo, lo muerto. 
En la ausencia de amar



jueves, 31 de marzo de 2011

Asco

Solo tienen ojos para ver lo externo. Como mecanismos simples. Como chatarra barata. ¡Infames!

Quiero gritar!!
Quiero mear en la cuenca de vuestros ojos. Demostraros mi desprecio, mi repulsa.
Quiero que os llenéis de mierda y luego no podáis encontrar nada con lo que limpiaros. Quiero que os deis cuenta de cuanta mierda hay dentro de todos vosotros y cubriros con mas mas y mas mierda aún.
Voy escupir en vuestra cara perfecta, vuestra ropa perfecta y vuestra estúpida postura.

Y después me iré con los desprotegidos, con los feos, los marginados, los viejos, los desarrapados, los deformes.... a mirarles bien adentro.


miércoles, 30 de marzo de 2011

pequeños momentos casi mágicos

A esta hora, todos los días, las golondrinas vienen de regreso. No se dónde pasan el día, pero al anochecer vuelven siempre a recogerse en las cavidades de la Catedral y en el gran árbol (de la familia de los abetos, pero no lo es) que está al lado.
Es un momento casi especial porque hay una quietud en el aire... algo que predice la noche, es una sensación y lo que mejor la define es la quietud, la calma. Entonces llegan sus sonidos, se hablan entre ellas, es como si se estuvieran contando dónde han estado, dónde pasaron el día. Y ese sonido, casi el único en ese momento, es tan agradable...


viernes, 25 de marzo de 2011

Me ocurre a menudo cuando veo a una persona que está abandonada en la calle, si, hablo de esas personas que parece que ya no quieren nada de la vida, que se han abandonado, que ya no luchan ni hacen nada por tener una vida digna... me ocurre que siento gran ternura hacia ellos. Solo un instinto estúpido de protección me impide acercarme a ellos y hacerles una pregunta, siempre la misma pregunta: qué te hicieron? quien te hizo daño? quién no te amó? por qué no te amaron?
Y me gustaría abrazarles, a todos ellos, a todo el que se ha rendido porque no le amaron y no tuvo la fuerza necesaria para soportarlo.

domingo, 6 de marzo de 2011

Alaska

A veces -muchas últimamente- me gustaría hacer como Alexander Supertram, el personaje de Into the wild (Hacia rutas salvajes en español; espantosa traducción me parece a mi).
Alexander decide dejarlo todo y marcharse solo a Alaska, donde no haya seres humanos, a vivir en y con la naturaleza, lo único puro según lo siento yo, y parece que él también. Y lo hace de forma brutal, sin mesura, y llora de felicidad cuando se siente envuelto, rodeado absoluta y solamente por naturaleza. Llora ante tanta belleza. Y llora también porque su decisión tiene muchas razones detrás. Ha mandado a la mierda el dinero y todo el sistema en el que vivimos, lo ha rechazado todo, no los quiere... y también ha escapado de todos porque está dolido, herido por tanta mentira, por la indiferencia, por la hostilidad.
Y a todo esto yo añado, por tanta ausencia de cariño.

La música en una mano y la naturaleza en la otra para sobrellevarlo..